
No llores por mí cuando
haya muerto
Y oigas las lúgubres
campanas
Anunciar al mundo que he
partido
Del vil mundo a morar con
vil gusano.
Si lees esta línea, no
recuerdes
Qué mano la escribió.
Tanto te amo
Que prefiero me entregues
al olvido
A que sufras dolor por
recordarme.
Si miraras, acaso, estos
versos
Cuando yo en la arcilla
esté disuelto,
Olvida el eco humilde de
mi nombre
Y deja que tu amor también
se pudra.
No vea el sabio mundo tu
congoja
Y se burle de ti por culpa
mía.